EL ARTE VISIONARIO DE JORDI BOFILL
La obra pictórica de Jordi Bofill (La Bisbal del Ampurdán, 1973) tiene su punto de partida en una inmersión en espacios abiertos y abstractos en donde se recogen variados elementos tanto del color como de la naturaleza, para apuntar, luego, en una sola dirección: Hacia el cielo, hacia el vasto y recóndito espacio sideral al cual pertenecemos, y en el cual se ocultan, dispersan y encadenan, según el artista, las claves de nuestro origen y nuestro destino. Toda la obra de Jordi Bofill persigue la vocación celeste del hombre, corre tras la llamada de las alturas, llamada que quien la siente, no la puede rechazar, su pena de ver privada su alma del fuego indispensable, del fuego original que al arder, distingue a los vivos de los muertos, a los despiertos de los dormidos, de los sin historia, sin destino y sin proyecto.
En esta dinámica, el artista concentra lo mejor de su visión y de su instinto poético, en rastrear los caminos que pueden conducir a nuestra especie hacia la luz, y en precisar los contornos y la figura de complejas visiones cósmicas, apariciones del ser en paisajes inspirados e inspiradores en donde circulan espermios azules, embriones de vida, células, átomos, quarks y partículas todas de las que se compone y descompone la trama misteriosa de la vida y la materia.
Cimentándose desde el primer día en una perspectiva abierta y de largo recorrido, la obra de Bofill constituye una búsqueda y un itinerario en donde el estudio del color ha sido el gran aliado que le ha permitido examinar las diferentes densidades del ser y del fuego, y elevar la mirada del hombre hacia el infinito. Sin embargo, no ignora que si queremos remontar el vuelo, debemos comenzar por regresar al origen, por volver a la tierra: Es lo que nos transmite en obras como "Árbol", "Paisaje con árbol" y "Nuevos paisajes", en que se nos revela que todo lo vivo, todo lo que se proyecta hacia el cielo, viene surgiendo de la profundidad subterránea. En "Viatge interior" (Óleo sobre tela, 2010) se hace aún más evidente esta conexión, ya que bajo varias capas azules de suelo, el espíritu viaja y se mueve, más abajo aún de las más hondas raíces, y descubre los procesos creativos, las potencias que luego de madurar estallan hacia fuera, erigiendo su tronco y sus ramas, y produciendo frutos vivos que se orientan enseguida sintiendo el llamado de la luna y el espacio.
Los caminos solitarios del Ampurdán han visto pasar a Jordi Bofill acompañado de su perro Fosc, en los horarios más inverosímiles, siempre en silencio, cogiendo puñados de tierra, palos, acariciando la raíz de los árboles, colgándose de lunas ignotas y balanceándo su espíritu al compás de las músicas plateadas que descienden de lo alto, mientras con la mirada perdida en el cielo del amanecer, se deja poseer por la tenue fosforescencia dorada que impregna de colores las figuras y los objetos.
En este deambular, y siempre mediante de un proceso riguroso de indagación y experimentación, Jordi Bofill ha logrado profundizar en el tema de las relaciones del hombre con lo infinito, ofreciendo una mirada sensible y receptiva hacia los fenómenos del Sueño, la Meditación y la Visión, entendida ésta como El Sueño Despierto. En este punto, el artista ha encontrado la autopista abierta, la escala de Jacob que comunica el cielo y la tierra, y lo ha plasmado en auténticas joyas, ricas en expresión, poderosas en la intuición, y sugerentes en todos los sentidos. Obras como "Meditación" (óleo sobre tela, 2004); "Somni" (Acrílico sobre tela, 2009); "Enlace" ( Técnica mixta sobre papel); o "Nacimiento" (Técnica mixta sobre papel, 2010), representan no sólo que es posible la comunicación entre el ser y el infinito, sino que establece incluso el punto en que ésta se sitúa, en la respiración, en el aliento que brota desde la mente, desde la profundidad del hombre, mientras éste duerme o se relaja en el mar del amor. En ese momento íntimo y al alcance de todo ser vivo, lo sepamos o no, puede darse el milagro de la iluminación, o como prefiere llamarlo el artista, la realidad de la Visión.